El primero de enero de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación nacional despertó México, miles de indígenas pobres y armados con fusiles tomaron la ciudad de San Cristóbal de las Casas. Bajaron de las montañas, se habían tapado el rostro para ser vistos y pedían trabajo, tierra , techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. Era el mismo día en que entraba en vigor el tratado de libre comercio entre México y Estados Unidos. El EZLN llevaba diez años preparando la insurrección que pretendía iniciar la lucha para derrotar al gobierno del PRI, que llevaba más de setenta años en el poder.

Diez años antes de ese primero de enero un grupo pequeño de la ciudad llegó a la selva Lacandona a convencer a los indígenas de sus teorías políticas. Los indígenas los escucharon, luego les dijeron que se esperen, que aprendan, y así les hicieron esperar diez años. La paciencia indígena y su cosmovisión cambió los postulados políticos de esos jóvenes que querían hacer la revolución en el lugar más pobre y olvidado de todo México, donde los indígenas tzotziles, tzeltales, choles, tojolabales, mames y zoques no tenían nada.

Después de de la toma de San Cristóbal la gente salió a la calle en todo México para solidarizarse con las demandas de los alzados y llenaron el zócalo de México DF. Pidieron que que el gobierno atendiera las exigencias de los indígenas de Chiapas y también pidieron paz. Dijeron que estaban con las demandas de los zapatistas pero no con la lucha armada y pidieron al gobierno que negocie. El EZLN no se había preparado para esa situación pero atendieron las demandas de la sociedad civil mexicana y regresaron a las montañas.

Fue entonces que los zapatistas hicieron una consulta popular donde le preguntaron a la sociedad civil lo que tenían que hacer, votaron decenas de miles de personas y surgió la nueva estrategia del EZLN, la palabra sería la nueva arma de los alzados.También negociaron con el gobierno y se llegaron a los acuerdos de San Andrés, donde se aprobaron una serie de demandas de los indígenas.

Pero el gobierno nunca cumplió los acuerdos. El estado empezó una estrategia de guerra de baja intensidad creando y apoyando grupos paramilitares para atemorizar a las comunidades zapatistas y sembrar el miedo, esta guerra trajo como consecuencia a finales del 1997 la matanza de Acteal, donde un grupo paramilitar asesinó a 45 indígenas tzotziles de la asociación civil las Abejas, simpatizantes del EZLN.

La matanza de Acteal fue tres años después del alzamiento zapatista, el gobierno no cumplía los acuerdos de San Andrés y los zapatistas decidieron llevar a cabo los acuerdos unilateralmente, crearon sus propios gobiernos autónomos al margen de las instituciones del estado, empezaron a ocuparse de la educación creando sus propias escuelas, a administrar justicia, a crear leyes para sus comunidades, etc. Se inicia un proceso democrático donde la población decide la forma de organizar sus vidas, y se plantea separar al EZLZ de las decisiones de los gobiernos zapatistas, es el poder civil quien gobierna y decide la estrategia del ejército zapatista. Es cuando el subcomandante Marcos dice "la máxima aspiración del ejército zapatista es un día desaparecer"

En ese contexto, a mediados del 1998, viajé con Jordi Abusada y nuestro productor José Luis Humanes a realizar "Hablan los rebeldes" un documental que pretendía reflejar lo que estaba pasando en ese momento en Chiapas. Pudimos hablar con las bases de apoyo zapatistas, con los desplazados por los paramilitares, con los presos por apoyar a los zapatistas, con las mujeres zapatistas que empezaban hacer sentir su voz, con las nuevas autoridades de las comunidades y con el ejército zapatista, donde los mandos militares Marcos y Tachito hacieron de realizadores y nos ayudaron a rodar la película.

Este primero de enero del 2014 se cumplen veinte años del alzamiento ( y casi 17 años de cuando rodamos el documental) sucedieron muchas cosas en el mundo desde ese primero de enero. En Chiapas, los zapatistas consolidaron sus autogobiernos, hoy se ocupan de la salud y la educación en sus comunidades, gobiernan con la consigna de " mandar obedeciendo" y nadie puede negar que fueron la semilla del movimiento antiglobalización, en un mundo que empezaba a despertar del neoliberalismo.Ya nada se pudo contar igual después de los zapatistas, la izquierda, los movimientos que luchaban por el cambio social, tuvieron que adecuar su lenguaje y sus consignas a las de un grupo de indígenas que desde La selva Lacandona un día dijeron " Nunca más un México sin nosotros".

Aquí pueden ver el documental.