No entiendo la razón por la que el periodismo y los políticos de pensamiento único se ponen tan nerviosos con la candidatura de Verónika Mendoza. Desde el primer día intentaron borrarla, convertirla en una más. Ya le dijeron de todo, lo típico: antidemocrática, que no tiene fuerza, terrorista, miss Venezuela, que no es hábil, y hasta la querían responsabilizar de las agendas de Nadine. Y por supuesto, dicen que con ella la izquierda seguirá jodida. Quieren que repita lo que ellos dicen, que sea la candidata de izquierda que la derecha necesita, que piense como ellos. Los periodistas no se han dignado a hacerle una entrevista en profundidad, hablando de su visión del Perú, del proyecto de país que quiere construir, hablar de la agenda ambientalista pendiente, de las desigualdades, hablar de redistribución, del derecho democrático a la educación y salud universal de calidad que este país necesita, de los temas de género, de los derechos laborales, de los pueblos indígenas, de la constitución fujimorista; nada de esto les interesa. No quieren escucharla ni que la escuchemos ¿Será que se sienten más cómodos con PPK y Keiko en la segunda vuelta? ¿Será que PPK les da la tranquilidad que necesitan? ¿Y que Keiko ya no es tan mala como su padre? 

Tuve la suerte de viajar con Verónika Mendoza a su pueblo natal, cerca de la ciudad del Cusco, y conversar con ella en la casa donde creció con su abuela y sus padres. Pude descubrir a una persona de principios sólidos, con una fuerza muy grande. En una tarde serrana en Andahuaylillas, con el equipo mulero, hicimos este pequeño reportaje que me gustaría compartir.

Creo que tiene algo más de verdad que lo que nos vienen contando.