En la historia de cine se han producido muchas películas a pesar de la censura. En España se produjeron obras maestras burlando la censura franquista. Películas como “La Caza”, de Carlos Saura, pasarán a la historia, no solo por ser una obra maestra, también por haberse burlado del comité censor de Franco. En América Latina son muchas las obras que se rodaron incluso clandestinamente. La Batalla de Chile, prohibida por el comité censor de Pinochet, es un clásico del documental de nuestro continente y del mundo. Los casos son muchos.
Los censores, en su afán de impedir rodar a los cineastas consagran las películas, las lanzan al mundo. No hay mejor promoción de una película que un comité de censores. Los fujimoristas al querer convertirse en la policía del cine nacional, quizás en el fondo lo que quieren es apoyar nuestro cine. Querrán hacer del cine que producimos un cine disidente, con memoria y que se las ingenia para burlar la estupidez del censor. Hay mil maneras de evadir la censura (no se las vamos a contar) Se hizo siempre, muchas de las historias prohibidas se rodaron con los fondos creados por los que intentaron prohibirlas.
Resulta que ahora quieren “terruquear” el cine, no podrán, las historias se seguirán contando y los censores tarde o temprano caen. Lo que hay que hacer, es trabajar para que cuando caigan en su laberinto, podamos sacar adelante una ley que permita financiar y proteger nuestro cine, que es parte de nuestro patrimonio cultural. Una ley que haga posible ver nuestro cine en las salas y también el cine latinoamericano. Que tengamos una filmoteca pública, y que desde la infancia se aprenda a ver cine, así como se debe enseñar a leer literatura o a conocer la historia del arte.
Es fundamental también, que podamos crear una escuela de pública de cine, donde se formen nuestros futuros cineastas. Y que esos nuevos cineastas, rueden libremente las historias que les salgan del corazón. Ya sean comedias, dramas, cine sobre nuestra historia reciente, o películas de cine negro con grandes actores haciendo de censores malvados, que intentan borrar la memoria.