Soni, un niño violinista de San Juan de Miraflores me hablaba siempre del futuro. Tocaba el violín desde el cerro de su barrio a la gran Lima. ¿Tocaría esperando un futuro distinto?
Este 28 de julio es un día difícil de celebrar en los tiempos que corren. Me enseñaron a querer a mi país por lo contrario a lo que es ahora, es decir, me enseñaron a creer y a querer el país por construir.
Aprendí a amar el país de Micaela Bastidas, de José María Arguedas, de José Carlos Mariátegui, de César Vallejo, de María Elena Moyano, de Pedro Huilca, de las madres y familiares de La Cantuta y Barrios Altos, de Chabuca Granda, de Javier Heraud, de los sonidos dulces del charanguito del maestro Jaime Guardia que nos dejó hace unos días. Y de tantos hombres y mujeres que hacen que sientas respeto y amor por el lugar en que te tocó nacer.
Pienso que el Perú que soñaron y sueñan los que imaginan un futuro distinto es el patriotismo verdadero. Lo otro, siento que es pura parafernalia impuesta por militares y protocolarios. Que me perdonen los jefes de protocolo y de los desfiles, pero creo que la patria no es eso.
La patria es otra cosa, la patria es el futuro. Y eso hay que construirlo y celebrarlo.