Javier sonríe
Yo no soy el poeta que ustedes nombraron. / Soy sólo el caminante solitario / que recoge las semillas del camino.
Cincuenta y seis años después de su “muerte” Javier Heraud sonríe. Sonríe porque no pudieron matarlo y borrarlo de la historia. Porque su poesía y su ejemplo de lucha perdura. Porque soñó que una pequeña escuelita llevaría su nombre y existen más de cuarenta colegios con su nombre. Porque hay barrios que fueron asentamientos humanos, plazas y parques que lo nombran. Una vez, los presos comunes de una cárcel de Lima me enseñaron la “Biblioteca Javier Heraud” en el penal. Otra vez viajé en la “Cooperativa de mototaxis Javier Heraud” en Puerto Maldonado. Cada bala que le dispararon a Javier lo multiplicó, y ahora está en el corazón de la gente para siempre.
La película que hicimos, “El viaje de Javier Heraud”, es una contribución más a su memoria, a esa memoria que el pueblo ha cuidado durante décadas, y que es parte de la historia de nuestro país. Ya entramos en la cuarta semana en cartelera gracias a la gente que asiste a las salas para estar por un momento con el poeta, con los que lo conocieron, con los que lo vieron en sus últimos momentos. No dudo que Javier Heraud también sonríe por eso.
Quiero agradecer a todas aquellas personas que están llenando las salas, a todos los que nos ayudaron, al equipo que lo dio todo, a los productores incondicionales, al distribuidor que se la jugó, a los que hicieron la campaña, a Cecilia, a Ariarca y a todos los protagonistas. Entre todos se hace el cine, porque el cine es un trabajo de muchos y se inventó para ser visto.
A pesar del momento que vivimos en el Perú, estoy seguro que Javier Heraud sonríe. Sonríe porque hay mucha gente que cuida la memoria, que ama el país, y que está dispuesto a cambiarlo.
Javier Corcuera
P.D.: Y un abrazo a El Cuy por ir a ver la película.