Nuestro cine últimamente viene siendo víctima de una campaña de ataques desde los sectores más reaccionarios. Algún periodista, algunos militares, y uno que otro congresista denuncian las políticas públicas de apoyo al cine peruano. Consideran que DAFO (de quien dependen los concursos públicos) es un “afanoso agente de propagación de ideología marxista”, como dice textualmente Aldo Mariátegui, en el diario Perú21. Sabemos que alguien como Mariátegui se opondría a que se haga una película sobre su abuelo marxista con el dinero de un concurso público, pero ese no es el tema. El problema es que desde hace un tiempo se viene cuestionando si el Perú debe invertir en el fomento de una industria cinematográfica propia.  

Los sectores más conservadores siempre están en contra de fomentar la cultura y por supuesto el cine, pero desde hace ya bastantes años en los países de América Latina (al igual que en casi todos los países del mundo) se destinan fondos públicos para tener un cine propio, y también esos estados apoyan el cine producido en nuestro continente a través de Ibermedia. Mis dos últimas películas ganaron concursos públicos en el Perú, pero también recibieron aportes de los países de América Latina y de España. Por ejemplo, una película como Sigo Siendo obtuvo gran parte de su financiación del dinero público de los países de América Latina (los concursos del fondo Ibermedia) y en España el film recibió los fondos públicos del concurso de la Junta de Andalucía y de la televisión pública (Televisión Española). Gracias a eso y al aporte de DAFO la película se pudo hacer. Sin mencionar a las productoras, universidades e instituciones que apostaron por ese proyecto sobre nuestra música popular.

En el Perú hemos avanzado bastante en el tema de las políticas públicas de apoyo al cine, pero aún quedan cosas muy importantes por hacer. Nos hace falta una ley que permita una cuota de pantalla para el cine peruano, necesitamos tener una filmoteca nacional y contar con una escuela pública de cine que democratice el acceso a la formación. También hay que definir el papel de la televisión pública y su relación con el cine nacional. Tenemos que poder ver nuestro cine y también el de América Latina. Es importante fomentar el acceso a cine, hay que formar y crear públicos. Esto es algo que se hace en otros países. He trabajado hasta hace poco en la dirección de la Cineteca de Madrid. En esta ciudad existen tres salas públicas (aparte de las dos salas de la filmoteca nacional) y el gobierno de la ciudad destina un presupuesto importante en programar cine, muchas de esas películas son de América Latina. En nuestro continente un país como México cuenta con 10 salas públicas en la ciudad de DF. La filmoteca mexicana, aparte de contar con esas salas, tiene un foro al aire libre, una videoteca digital, un centro de documentación y un laboratorio de restauración digital.

Cada ciudadano en el Perú desde sus impuestos aporta 311.17 soles al año para gastos militares. A una película peruana destinamos un céntimo de sol a través de los concursos públicos. Muchas de esas películas cuentan quienes somos, son parte de nuestra identidad. Un país sin cine es un país sin recuerdos, sin memoria. Nuestro cine está en un buen momento y nos representa en los festivales más importantes del mundo. Es importante defender y preservar nuestro patrimonio cultural, y el cine es parte de ese patrimonio. Hay que seguir avanzando en la defensa de nuestra cultura, y aún existen muchos vacíos, faltan muchos apoyos a nuestra música, a nuestra literatura, etc. Un país que cuida y fomenta su cultura es un mejor país, y nosotros tenemos la suerte de tener una riqueza cultural incalculable.